Me gustaría compartirte un artículo de Francisco Robles, mi sobrino, que es terapeuta ericksoniano, músico, inventor y hace siempre cosas muy interesantes. Este artículo se publicó en la revista SALUDABLEMENTE hace ya muchos años.
¿Cuántas veces te has preguntado si vives en armonía contigo mismo y con el mundo?
Pocas veces nos ponemos a pensar la gran creación de la naturaleza de la que nosotros somos parte y la armonía que existe en nuestro propio cuerpo. Funciones tan cotidianas como el respirar, dormir, comer, tienen una partitura natural que siguen para formar parte de la gran orquesta que integra nuestro ser y que tiene que funcionar con la armonía necesaria para realizar estos actos naturales sin tener que ordenárselo a nuestro cuerpo.De la misma manera, nuestro inconsciente tiene la capacidad para responder a ciertos estímulos externos, por ejemplo los sonidos. ¿Qué tanto te afectan o ayudan los ruidos? Diversos estudios han demostrado que la música y los sonidos tienen diferente influencia en el estado de ánimo de los seres vivos. Desde que somos concebidos en el vientre materno, tenemos la sabiduría de responder ante los estímulos auditivos; a través de nuestra madre empezamos a “percibir el mundo” mediante estos sonidos. Un bebé aprende a identificar el timbre de voz de papá o mamá y reacciona ante esto ya sea inquietándose o calmándose al escucharlo. Una caída de agua puede ayudar a relajarte y al mismo tiempo te transporta a la naturaleza imaginando un río, el mar o una cascada. De igual forma, un sonido fuerte como el rechinido de una llanta, un timbre o un golpe, puede sacarte de tu armonía y causarte intranquilidad o ansiedad.La música también puede relajarte o invitarte a moverte con tranquilidad o alegría. Por esta influencia la música ha sido aplicada con fines curativos, de terapia y hasta educativos. Al responder inconscientemente ante estos estímulos, debemos ser muy cuidadosos con lo que escuchamos y tratar de que estas percepciones sean benéficas.Una manera de descubrir nuestra armonía sería sentarnos frente a un amanecer, un atardecer, o una playa o bien frente a tu hijo e imaginar los sonidos que esta visión te produce; escucha la música interna que esto te genera porque ello sería la verdadera obra musical que, como arte, es la creación en interpretación perfecta de lo que estás sintiendo y es tu libre apreciación hacia el mundo.Esto sería como admirar una pintura. Un simple brochazo puede convertirse en arte o quedarse sólo en eso, en un brochazo. Según lo que te produzca al mirarlo y hacia donde te transporte o lo que descubras en él, será el valor que le asignes y la categoría que le des.El ser humano tiene la capacidad de ser una obra de arte viva, no tiene que aprender o buscar fórmulas para lograr lo que ya tiene y lo que es. Con la sabiduría suficiente para armonizar consigo mismo y con el mundo, lo único que debe hacer es dejar que la armonía fluya y darse el tiempo para descubrirlo.Escrito por: Dra. Teresa Robles. Ver biografíaaquí